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martes, 22 de octubre de 2013

Esfenodóntidos

Los esfenodóntidos son un grupo de reptiles que llevan deambulando por el planeta 230 millones de años. Son muy antiguos, pero siguen vivos, aunque no de muy buena forma, ya que solo quedan en un puñado de islas de Nueva Zelanda, su ciclo reproductivo empieza a los 50 años y sus huevos tardan un año en abrirse. No es raro que desaparecieran en casi todo el mundo, pero en su época eran muy prósperos, he aquí algunos ejemplos.
Sí, los esfenodóntidos son las tuataras (¿a que lo tendría que haber dicho antes?)

Brachyrhinodon

Brachyrhinodon es uno de los esfenodóntidos (tuataras) más antiguos. Hoy en día, las tuataras están restringidas a algunas islas cerca de nueva zelanda. Pero en el Triásico estaban muy extindadas. El Brachyrhinodon, y parientes suyos como el Planocephalosaurus, el Polysphenodon o el Clevosaurus ocupaban un lugar en el ecosistema similar a los lagartos modernos. Brachyrhinodon era muy similar a las modernas tuataras, pero su hocico era más corto, probablemente adaptado a comer vegetación baja. Los dientes tenían una forma cónica, y parecen adaptados a desgarrar las plantas, pero los huesos y músculos de la mandíbula estaban adaptados a sujetar presas, lo que hace que su dieta fuera muy extraña, quizás omnívora. Tenía la tipica cresta de espinas que caracteriza al grupo de las tuataras.

Clevosaurus

Este animal era un antepasado de la actual tuatara (hoy restringida a algunas islas de Nueva Zelanda), pero este animal vivió en Europa y Asia como sugieren los fósiles, aunque quizás tuviera una distribución mucho más amplia. Sus grandes ojos y sus extraños dientes en forma de hoja sugieren que era un insectívoro activo y especializado. Sus patas estaban acodadas y terminaban en cinco dedos con pequeñas y afiladas garras, que indican que podía trepar a los árboles, bien para protegerse o para perseguir a un insecto. Tenía la espalda cubierta de pequeñas espinas que lo protegían de los pequeños depredadores. 

Diphydontosaurus

Desde lejos, sería casi imposible distinguir al Diphydontosaurus de otras tuataras que existieron en su época, tales como Clevosaurus, con quien convivió. Pero se le puede distinguir por los dientes, que tenían una forma cónica y estaban muy separados. Sus espinas eran relativamente pequeñas, y se concentraban en el cuello. Estas espinas protegían al animal de los depredadores como el Liliensternus. Es probable que para escapar de esos depredadores, viviera en cuevas poco profundas.

Homoeosaurus

El Homoeosaurus era un pariente cercano de la moderna tuatara (un reptil bastante extraño que solo vive en algunas islas cerca de Nueva Zelanda). Este animal tenía espinas recorriendo su dorso que le servían de defensa ante otros reptiles, pero eran casi inútiles ante dinosaurios como el Compsognathus. Se cree que el Homoeosaurus llevaba una vida anfibia, pues se han encontrado restos suyos en el estómago de un pez llamado Aspidorhynchus.

Palaeopleurosaurus

Palaeopleurosaurus era uno de los géneros más raros del orden Sphenodontia. Se asemejaba bastante a un varano de río, por la forma de la cabeza, que era alargada y triangular y su cola larga. Las patas traseras eran más largas que las delanteras, lo que es una clara adaptación al medio acuático. También lo es su enorme cola, que suponía más de la mitad de la longitud total del cuerpo; y su cuerpo alargado y similar al de las anguilas.

Planocephalosaurus

El Planocephalosaurus tenía el aspecto de un lagarto. Su cráneo medía 2,5 cm de longitud y su hocico era redondeado, con dientes cónicos en la parte anterior y una hilera de pequeños dientes pequeños y afilados en la parte posterior. Los orificios nasales estaban en la parte posterior. Por sus grandes órbitas actuales, por lo que se deduce que cazaba en las penumbras y además podía nadar en aguas poco profundas. Su único pariente actual es el tuatara, que está en peligro de extinción y solo vive en algunas islas de nueva zelanda.

Pleurosaurus

El género Pleurosaurus desciende de Palaeopleurosaurus, y ambos son adaptaciones de los esfenodóntidos (tuataras) a una vida acuática. Las adaptaciones son un cráneo alargado; unas patas traseras más largas, que actuaban como impulsores; un cuerpo alargado y una cola larga que ayudaba en el movimiento. Su modo de vida se asemeja al del varano de río. Quizás se alimentara de peces, insectos y pequeñas presas terrestres.

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