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martes, 15 de enero de 2013

El origen de los mamíferos


Los mamíferos (orden Mammalia, es decir, lactantes) es un grupo de tetrápodos que se caracteriza por tener pelo, oído interno, en muchos casos viviparismo y un cráneo muy desarrollado que les a permitido sobrevivir hasta hoy y dominar todo el planeta. Es una de las clases de tetrápodos con menos especies, pero está mucho más diversificada y adaptada que todas las demás.

Saliendo del Mar


Hace 372 millones de años, en Groenlandia, uno de los primeros anfibios, el Acanthostega (techo sin espinas) emergió de las aguas de los ríos. Llevaba equipado un diseño totalmente innovador, pues poseía cuatro extremidades. Estas surgieron de las aletas de los parientes de los actuales peces pulmonados, llamados ripistidos, que poseían aletas carnosas en las que ya se podían distinguir los huesos de nuestros brazos y piernas y podían realizar un pequeño "caminar". Con el tiempo los radios de las aletas se fueron estrechando y separando hasta formar ocho dedos diferenciados. Ningún animal actual posee ese tipo de dígitos, pues en muchos casos la cifra es de cinco dedos, a veces como en el caso de las aves menos. Pero este pequeño problema no estaba a la altura del resto de problemas que nuestros ancestros tenían que solucionar para trasladares a tierra. Estos peces ya habían desarrollado pulmones, que junto con el "caminar" de las aletas les servía para desplazarse por tierra en busca de una cantidad mayor de agua, pero al desplazarse, el impacto de las aletas en el suelo se dirigía al cráneo debido a la forma de estas, así que estos animales desarrollaron un cuello que dispersaba el golpe de forma que no llegaba a la cabeza. Aún así, estos animales reptaban lentamente de una forma similar a las tortugas. La piel de los primeros "anfibios" tales como el ya mencionado Acanthostega o el Ichtyostega (tejado de pez) era muy fina y se secaba rápidamente y además para reproducirse, estos anfibios tenían que depositar los huevos y el esperma en el agua, lo cual aparte de ser un desperdicio de esperma, obligaba a estos animales a vivir cerca del agua, pero pronto algunos anfibios encontraran una solución a este problema y darán paso a un nuevo grupo, los reptiles.

La aparición de los reptiles

12 millones de años después de que los peces salieran del agua, se produjo una extinción masiva que eliminó a muchas familias de anfibios, quedando solo unos poco ictiostégidos, pero estos darían lugar a una radiación evolutiva en el siguiente periodo, el Carbonífero. Hace 350 millones de años, un anfibio en particular, el Wetslothiana (De Westlothian) comenzó a desarrollar unas escamas más gruesas, que impedían que la piel se secase, y empezó a depositar huevos en áreas poco profundas, con el tiempo, en un grupo de anfibios en particular, los reptilomorfos, empezaron a poner huevos en áreas más secas y comenzaron a desarrollar una cáscara protectora. Otra ventaja de poner los huevos en tierra es que hay pocos depredadores que se los coman, y no se desperdicia tanto esperma. De estos huevos, que contenían los nutrientes para las crías, además de que podían respirar aire, nacieron los primeros reptiles, como Paleothyris (Fosa antigua) o Hylonomus (Habitante del bosque), estos primeros reptiles eran muy similares a los anfibios reptilomorfos, pero pronto desarrollarían una característica que los distinguiría, agujeros o fosas es en el cráneo que aligeraban su peso y permitían insertar más músculos. Hace 320 millones de años, los reptiles se dividieron en tres grupos: anápsidos (actualmente solo quedan las tortugas) sin fosas, los sinápsidos (sin ningún representante vivo) con una fosa y los diápsidos (lagartos, serpientes y cocodrilos, además de los extintos dinosaurios, pterosaurios y reptiles marinos) con dos fosas. Al poco tiempo, los sinápsidos sacaron una enorme ventaja a los otros grupos, en especial a los diápsidos que apenas se mantenían bajo la forma de pequeños lagartos, mientras los anápsidos se lanzaron al agua y otros empezaron a crecer y a desarrollar coraza, pero muchas de esas formas no pasarían el siguiente periodo, el Pérmico.

Los sinápsidos

Los sinápsidos comenzaron un enorme periodo de diversificación nada más aparecer y empezaron a desarrollarse forma cada vez mayores. Todas contaban con cráneos enormes y dientes aserrados, idóneos para cazar a los primeros herbívoros, también sinápsidos. Los primeros herbívoros desarrollaron cráneos pequeños y con dientes en forma de hoja. Todos estos animales vivían en selvas exuberantes, pero todo esto estaba a punto de desaparecer. Hace 300 millones de años, hubo una de las primeras glaciaciones de la historia, que erradicó gran parte de las selvas y forzó a los sinápsidos a adaptarse. Tanto herbívoros como carnívoros desarrollaron velas dorsales para regular la temperatura en un mundo en constante cambio ejemplos de estos animales son el Dimetrodon (Diente de doble forma) y Edaphosaurus (Reptil terrestre), 10 millones de años después, las glaciaciones terminaron y la vela dorsal empezó a desaparecer, sin embargo, los sinápsidos, en especial los carnívoros heredaron algo de la vela, se transformaron en los primeros animales endotérmicos (de sangre caliente). Esto les permitió alcanzar un nuevo nivel evolutivo. Estos nuevos seres se llaman terápsidos y sus patas comenzaron a juntarse, de forma que sus vientres se separaban del suelo. Los herbívoros se diversificaron en dos grupos, los dinocéfalos y los dicinodontes, los primeros se extinguieron hace 260 millones de años, sustituidos por los dicinodontes y nuevos tipos de anápsidos. Además de estos grupos herbívoros, estaban los nuevos y más desarrollados carnívoros, llamados gorgonópsidos, desarrollaron pelo para mantener la temperatura, adquirieron una postura totalmente recta y un arma letal, los primeros dientes de sable, extremadamente útiles para degollar a sus presas, hace 260 millones de años, una rama de estos carnívoros, los cinodontes, que se cubrieron completamente de pelo y los huesos del cráneo comenzaron a desplazarse, pero una extinción masiva está a punto de exterminar a muchos de estos animales.

La gran muerte

Hace 251 millones de años, un enorme meteorito de unos 14 kilómetros chocó en la Tierra de Wilkes (Antártida) y causó un verdadero infierno en la zona del impacto, pero eso no fue lo peor, pues el impacto generó un efecto rebote que terminó en las Trampas siberianas, que por aquel entonces era una gran masa de lava de un tamaño mayor al de España, situada debajo de un enorme depósito de carbón. La erupción de las trampas junto con el calor del impacto aumentaron la temperatura global 10 grados y liberaron una gran cantidad de gas tóxico situado en los polos, que contaminaron el mar hasta dejarlo casi inhabitable, y extinguió el 95% de la especies marinas, además contaminó la atmósfera del planeta. Con el tiempo las cenizas volcánicas taparon el Sol durante mucho tiempo, extinguiendo gran parte de la flora y eliminando a gran parte de los animales herbívoros, además de bajar las concentraciones de oxígeno hasta una cantidad aproximada del 30% del nivel actual. Todos estos desastres eliminaron a casi todos los anápsidos, quedando solo los ancestros de las tortugas, casi no afectó a los diápsidos pues ya habían desarrollado formas similares a los cocodrilos como Proterosuchus (Cocodrilo ancestral), respecto a los sinápsidos, solo quedaron los cinodontes y dicinodontes. Estos animales alcanzaron un gran desarrollo durante la primera parte del Triásico.

Cinodontes y mamíferos

Después de la gran extinción, aparecieron grandes dicinodontes como Lystrosaurus (Reptil pala) y grandes cinodontes similares a un lobo como el Cynognathus (Mandíbula de perro), sin embargo gran parte de estos animales empezaron a desaparecer, en especial los dicinodontes, fueron sustituido por reptiles diápsidos, los antepasados de los dinosaurios. Los dicinodontes se extinguieron completamente al final del Triásico, mientras que los cindontes sobrevivieron reduciendo su tamaño y haciendo unas modificaciones en el cráneo: Sus caninos se hicieron más cónicos y desarrollaron molares trituradores, además los huesos de las mandíbulas reptilianes, el auricular y el cuadrado se desplazaron hasta el oído para formar el martillo y el yunque, que junto con el estribo formaron el cráneo avanzado que tendrán los verdaderos mamíferos. Este hecho crucial es la frontera entre los reptiles y los mamíferos. Los mamíferos permanecieron a la sombra de los dinosaurios durante 150 millones de años, hasta que llegó su gran momento, hace 65,5 millones de años.

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