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lunes, 14 de enero de 2013
Geografía del Pérmico
Gran parte de los continentes estaban ya unidos formando el supercontinente Pangea, y el resto de los continentes, como China del Norte estaban a la deriba por el océano Tetis. A principios y a finales del Pérmico, hubo glaciaciones en el polo sur que desestabilizaron el nivel del mar y enfriaron la temperatura. Se cree que estas glaciaciones obligaron a nuestros ancestros sinápsidos a desarrollar sangre caliente. En las zonas Sur y Norte del continentes había grandes bosques de coníferas similares a la taiga en los que no había mucha diversidad tanto vegetal como animal, pues ambas se centraban en las costas del Ecuador. Más allá de los grandes bosques de coníferas se extendían inmensos desiertos por Norteamérica y el Norte de África y Suramérica, en estos desiertos casi nunca llovía pues se encontraban demasiado lejos del mar. En estos lugares los reptiles solían vivir en los pocas y alejadas balsas de agua disponibles, pues si se aventuraban más allá seguramente morirían de hambre, sed y calor. Según nos acercamos a la costa empezarían a verse sabanas, pero no estarían formadas por hierba, sino por helechos con semillas que constituían una gran fuente de alimento para los primeros tetrápodos herbívoros. En la línea de costa había selvas montañosas repletas de familiares extraños y extintos de los modernos helechos, en estas zonas es donde se concentraban los reptiles y los anfibios por la gran cantidad de agua y alimento disponibles. Aún así, lo más impresionante del Pérmico era la gran cadena montañosa, de más de 10 km de altura que se extendía por el centro del continente. Estas montañas eran tan altas que alteraron el patrón climático global, generando monzones constantes en las costas y sequías interminables tierra dentro, además, seguramente allí nacían ríos inmensos que convertían todo el litoral en un pantano.
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