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Los animales en la prehistoria
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martes, 9 de septiembre de 2014
martes, 22 de octubre de 2013
Esfenodóntidos
Los esfenodóntidos son un grupo de reptiles que llevan deambulando por el planeta 230 millones de años. Son muy antiguos, pero siguen vivos, aunque no de muy buena forma, ya que solo quedan en un puñado de islas de Nueva Zelanda, su ciclo reproductivo empieza a los 50 años y sus huevos tardan un año en abrirse. No es raro que desaparecieran en casi todo el mundo, pero en su época eran muy prósperos, he aquí algunos ejemplos.
Sí, los esfenodóntidos son las tuataras (¿a que lo tendría que haber dicho antes?)
Brachyrhinodon
Brachyrhinodon es uno de los esfenodóntidos (tuataras) más antiguos. Hoy en día, las tuataras están restringidas a algunas islas cerca de nueva zelanda. Pero en el Triásico estaban muy extindadas. El Brachyrhinodon, y parientes suyos como el Planocephalosaurus, el Polysphenodon o el Clevosaurus ocupaban un lugar en el ecosistema similar a los lagartos modernos. Brachyrhinodon era muy similar a las modernas tuataras, pero su hocico era más corto, probablemente adaptado a comer vegetación baja. Los dientes tenían una forma cónica, y parecen adaptados a desgarrar las plantas, pero los huesos y músculos de la mandíbula estaban adaptados a sujetar presas, lo que hace que su dieta fuera muy extraña, quizás omnívora. Tenía la tipica cresta de espinas que caracteriza al grupo de las tuataras.
Clevosaurus
Este animal era un antepasado de la actual tuatara (hoy restringida a algunas islas de Nueva Zelanda), pero este animal vivió en Europa y Asia como sugieren los fósiles, aunque quizás tuviera una distribución mucho más amplia. Sus grandes ojos y sus extraños dientes en forma de hoja sugieren que era un insectívoro activo y especializado. Sus patas estaban acodadas y terminaban en cinco dedos con pequeñas y afiladas garras, que indican que podía trepar a los árboles, bien para protegerse o para perseguir a un insecto. Tenía la espalda cubierta de pequeñas espinas que lo protegían de los pequeños depredadores.
Diphydontosaurus
Desde lejos, sería casi imposible distinguir al Diphydontosaurus de otras tuataras que existieron en su época, tales como Clevosaurus, con quien convivió. Pero se le puede distinguir por los dientes, que tenían una forma cónica y estaban muy separados. Sus espinas eran relativamente pequeñas, y se concentraban en el cuello. Estas espinas protegían al animal de los depredadores como el Liliensternus. Es probable que para escapar de esos depredadores, viviera en cuevas poco profundas.
Homoeosaurus
El Homoeosaurus era un pariente cercano de la moderna tuatara (un reptil bastante extraño que solo vive en algunas islas cerca de Nueva Zelanda). Este animal tenía espinas recorriendo su dorso que le servían de defensa ante otros reptiles, pero eran casi inútiles ante dinosaurios como el Compsognathus. Se cree que el Homoeosaurus llevaba una vida anfibia, pues se han encontrado restos suyos en el estómago de un pez llamado Aspidorhynchus.
Palaeopleurosaurus
Palaeopleurosaurus era uno de los géneros más raros del orden Sphenodontia. Se asemejaba bastante a un varano de río, por la forma de la cabeza, que era alargada y triangular y su cola larga. Las patas traseras eran más largas que las delanteras, lo que es una clara adaptación al medio acuático. También lo es su enorme cola, que suponía más de la mitad de la longitud total del cuerpo; y su cuerpo alargado y similar al de las anguilas.
Planocephalosaurus
El Planocephalosaurus tenía el aspecto de un lagarto. Su cráneo medía 2,5 cm de longitud y su hocico era redondeado, con dientes cónicos en la parte anterior y una hilera de pequeños dientes pequeños y afilados en la parte posterior. Los orificios nasales estaban en la parte posterior. Por sus grandes órbitas actuales, por lo que se deduce que cazaba en las penumbras y además podía nadar en aguas poco profundas. Su único pariente actual es el tuatara, que está en peligro de extinción y solo vive en algunas islas de nueva zelanda.
Pleurosaurus
El género Pleurosaurus desciende de Palaeopleurosaurus, y ambos son adaptaciones de los esfenodóntidos (tuataras) a una vida acuática. Las adaptaciones son un cráneo alargado; unas patas traseras más largas, que actuaban como impulsores; un cuerpo alargado y una cola larga que ayudaba en el movimiento. Su modo de vida se asemeja al del varano de río. Quizás se alimentara de peces, insectos y pequeñas presas terrestres.
Edestus giganteus
Fue un tiburón eugeneodontiforme edéstido del carbonífero superior hace 300 Ma en diversas costas a largo de Norteamérica.
Descripción
Como muchos de su grupo, Edestus poseía una dentadura en forma de hélice, sus dientes se agrupaban uno detrás del otro y eran remplazados cada vez que los perdía, su cuerpo era esbelto e hidrodinámico perfectamente adaptado para cazar peces rápidos, media 6-7 metros de largo, siendo tan grande como el actual tiburón blanco.
Paleoecología
Edestus vivió alrededor de las costas en aguas relativamente profundas, entre sus principales presas destacarían los ammonites y peces acantodios a los que desgarraría con sus fuertes mandíbulas, otras presas incluían tiburones xenacántidos que cazaría en la desembocadura de ríos y algunas especies de anfibios temnospóndilos adaptados a la vida en el mar.
Historias fósiles raras
Con lo historias fósiles raras no me refiero a un fósil que murió en una posición rara (pej.apareándose), si no a las historias del estudio de estos fósiles por parte de los paleontólogos (¿a que lía?). Vamos con la primera.
Ticinosuchus
El Ticinosuchus se dio a conocer en relación con ciertas pisadas encontradas en Europa a principios del siglo XIX, se trataba de unas huellas de 40 cm de longitud que consistían en una marca pequeña seguida de una marca grande. Lo cierto es que las marcas se parecían a una enorme mano humana y, por eso, aquel animal aún desconocido se denominó Cheirotherium, que sigifica bestia con manos. Se dedujo que aquel animal debía de tener las patas traseras mayores que las delanteras. Y puesto que las pisadas corrían en paralelo se dedujo que aquel animal caminaba a cuatro patas. Hoy en día se sabe que el Cheirotherium era en realidad un Ticinosuchus y que este último apoyaba todo el peso sobre los dedos.
Dravidosaurus
Los primeros restos, hallados en la India a finales del siglo pasado, parecían claramente de un estegosaurio, ya que tenían forma de placa. Lo extraño de eso, es que sería el único estegosaurio del Cretácico superior; pero esta idea se mantuvo bajo la suposición de que quedó aislado en la India a salvo de los depredadores que exterminaron a sus primos. Pero a mediados de los 90, esta idea del Dravidosaurus cambió drásticamente, ya que se descubrió que pertenecían a un plesiosaurio sin especificar si se trataba de un elasmosaurio o de un pliosaurio.
Attenborosaurus
El espécimen original de Attenborosaurus fue originalmente clasificado como una especie de Plesiosaurus; fue destruido por los bombardeos de la segunda guerra mundial. Afortunadamente, sobrevivió un trozo de piel del animal, pero para más inri, se perdió. Pero se llegó a estudiar el trozo de piel. Este mostraba que la piel del animal, y probablemente la de los plesiosaurios en general, se asemejaba a una membrana, bastante lisa y sin escamas, pero el fósil tenía pequeñas placas óseas en el lomo, un rasgo nunca antes visto en los reptiles marinos
Megalosaurus
Después de que se descubriera el Megalosaurus, y durante mucho tiempo, casi todos los terópodos europeos del Jurásico inferior o medio fueron clasificados dentro del Megalosaurus. Entre estos animales tenemos: Dryptosaurus, Proceratosaurus, Eustreptospondylus, Magnosaurus, Iliosuchus, Metriacanthosaurus, Carcharodontosaurus y Dilophosaurus; e incluso se le llegó a confundir con el prosaurópodo Plateosaurus.
Diplodocus
Al final del siglo XIX, un millonario norteamericano de origen escocés, Andrew Carnegie, estaba decidido a tener un dinosaurio enorme en su museo de Pittsburgh, Estados Unidos. Para complacerle, un equipo de buscadores de fósiles trabajaron en Sheep Creek, Wyoming, y encontraron dos esqueletos de Diplodocus.
Cuando Eduardo VII, rey de Inglaterra, vio una pintura de un Diplodocus en la residencia de Carnegie, preguntó si se podía hacer una réplica del animal para exhibirla en Gran Bretaña. La réplica se instaló en 1905 en el Museo de Historia Natural de Londres.
Brontosaurus
Othniel Marsh y Edward Cope describieron los huesos de un gigantesco dinosaurio al que llamaron Brontosaurus, durante la famosa Guerra de los Huesos, en la década de 1870. El animal medía 20 metros de largo desde el hocico a la cola, más que dos autobuses en fila. Probablemente comía media tonelada de vegetación cada día. Marsh había encontrados los huesos de otro dinosaurio enorme, al que llamó Apatosaurus, que significa reptil engañoso. Los expertos comprobaron más tarde que el Apatosaurus y el Brontosaurus eran en realidad el mismo dinosaurio, y decidieron llamarlo Apatosaurus. Así, aunque el Brontosaurus fuera muy famoso, este dinosaurio nunca existió.
Seismosaurus
Los primeros restos del Seismosaurus se hallaron en 1979 en Nuevo México. Los restos fueron hallados por casualidad por unos excursionistas, e incluían algunas vértebras y costillas y algunos fragmentos de la pelvis. Durante mucho tiempo, fue el dinosaurio más largo, grande y pesado de todos los tiempos, hasta que se halló el Argentinosaurus, aunque el Seismosaurus lo superaba en longitud.
En 2004, se sugirió que el Seismosaurus sería en realidad un Diplodocus, ya que sus restos se asemejaban mucho a los de este saurópodo, y se le resignó a ese género.
Sharovipteryx
Los primeros restos del Sharovipteryx se hallaron en la Formación Madygen a finales de la década de los 60. En 1971, su descubridor, Sharov, le puso el nombre de Podopteryx ("ala en los pies"), debido a las membranas de piel que tenía en los pies. Pero en 1981, Cowen se dio cuenta de que el nombre de Podopteryx ya existía, y era utilizado por una libélula, así que le cambió el nombre a Sharovipteryx ("ala de Sharov", en honor a su primer descubridor).
Icarosaurus
El Icarosaurus fue hallado por primera ven en North Bergen, Nueva Jersey en 1961 por tres adolescentes que estaban recogiendo fósiles. Uno de ellos, Alfred Siekfer, recogió el fósil de Icarosaurus y lo llevó al Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, donde fue preparado para el estudio y fue expuesto.
Pero en 1981 Siekfer reclamó el fósil, ya que según la ley de Estados Unidos era suyo. No hubo más estudios hasta el 2000, cuándo Siekfer lo subastó para conseguir dinero. Los científicos pensaron que el espécimen desaparecería para siempre en la colección privada de alguien, perdido para la ciencia. Se compró por 167.000 dólares, y fue comprado un hombre de negocios retirado de California, Dick Spight, que, por suerte, donó el fósil de vuelta al museo.
Segnosaurus
El Segnosaurus fue, durante mucho tiempo, el dinosaurio más extraño de la historia. Tenía el pico de un herbívoro como el Triceratops, la pelvis de un ornitisquio como el Stegosaurus, la larga cola de un Tyrannosaurus, las garras enormes de un Therizinosaurus y las plumas de dinosaurios como el Oviraptor, y estos hechos lo llevaron a clasificarlo, erróneamente, como "la prueba de que los ornitisquios dieron origen a las aves", y esto generó todavía más controversia, pues los ancestros de las aves eran pequeños dinosaurios como el Archaeopteryx. Con el tiempo, se descubrió un esqueleto completo, y se descubrió que la supuesta pelvis era de un hadrosaurio todavía sin clasificar. Este esqueleto demostró que de hecho, era una rama alternativa de los terópodos que se especializó en comer hojas.
Amphicoelias
En 1878; Edward Drinker Cope halló un hueso de 1 metro y 143 millones de años de antigüedad en Garden park, cerca de Colorado springs. Era una vértebra dorsal de un animal al que Edward llamó Amphicoelias fragillimus. Pero el resto hallado era un trozo de vértebra, a la que Edward extrapoló una longitud de 2,5 metros. Esta vértebra correspondería a un dinosaurios de unos 60 metros y más de 120 toneladas. El resto de Amphicoelias se trasladó al Museo de Nueva york junto a otros restos, pero el hueso de Amphicoelias se perdió, y sigue sin aparecer, aunque es posible que ya se halla erosionado y sea irrecuperable.
miércoles, 9 de octubre de 2013
La fauna extinta de Nueva Caledonia
Nueva Caledonia es una isla en el Pacífico bajo la actual soberanía de Francia, aunque tiene su propia bandera. Este lugar ha estado aislado mucho tiempo, y como consecuencia, la fauna que se desarrolló en la isla se volvió única. No había mamíferos, por lo que las aves y cocodrilos prosperaron.
Sylviornis
Sylviornis fue una gran ave no voladora emparentada con los gallos y megapodos, poseía patas largas y robustas terminando en un gran espolón, diminutas alas, un gran cuerpo y un cráneo inmenso con un gran pico, midió 1.7 metros de largo y peso hasta 30 kg.
Mekosuchus
Como otros de su grupo Mekosuchus fue un cocodrilo de mediano tamaño, poseía patas robustas adaptadas para un modo de vida terrestre sus fuertes garras y muñecas sugieren además un estilo de vía arborícola, Mekosuchus poseía un cráneo corto y robusto adaptado para romper duros caparazones de cangrejos, sus osteodermos debieron estar relativamente disminuidos debido a su estilo de vida arborícola y a la falta de enemigos.
Volia
A diferencia de otros mekosuchios, Volia no fue completamente terrestre en cambio presenta características anfibias típicas de la mayoría de los cocodrilos actuales. Algo que sí compartía era su clásico cráneo corto y robusto, en la mandíbula inferior sus dientes frontales salían hacia los lados dándole una apariencia temible, aunque esto no lo reflejaba en su tamaño que rara vez superaba los tres metros de largo.
martes, 8 de octubre de 2013
Thrinaxodon liorhinus
Significa diente en tridente
Medía 52 cm de largo y 21 cm de alto
Pesaba 4,3 kg
Era carnívoro
Vivió hace -248.300.000/-245.670.000 años
Descripción
Su aspecto general nos recordaría mucho al de un perro, salvo porque este animal seguramente no tenía orejas. El cráneo contaba con unas grandes mandíbulas, con dientes diferenciados en incisivos, caninos y carnasiales (las "muelas" de los mamíferos carnívoros como el león), cada uno con una función distinta. Las patas eran largas y se encontraban debajo del cuerpo, un rasgo que nos dice que este animal seguramente sería un corredor bastante rápido. La columna vertebral de este animal es similar a la del perro, pero la estructura de su cerebro no está, ni de lejos, tan avanzada.
Paleoecología
Poco sabíamos sobre el comportamiento del Thrinaxodon, hasta que este mismo año se hallaron en Sudáfrica unos restos bastante bien conservados de una madriguera prehistórica. La madriguera contenía a un Thrinaxodon y aun anfibio llamado Broomistega. La relación entre ambos es un misterio, lo más probable fuera que el Broomistega entró en la madriguera mientras el Thrinaxodon se encontraba en estado de estivación para sobrevivir al duro verano del Triásico inferior.
Thrinaxodon y Broomistega
Los Thrinaxodon debieron ser animales sociables, habitando en grupos familiares. Es poco probable que fueran territoriales puesto que era un animal poco común y cuantos más hubiese en el grupo mejor se defenderían, era más común que viviera en parejas. Al poseer un tamaño relativamente pequeño es muy improbable que fuera un depredador activo sino más bien un insectívoro y carroñero ocasional.
Uralerpeton tverdokhlebovae
Significa reptador de los Urales
Medía 3,2 metros de largo y 74 cm de alto
Pesaba 190 kg
Era carnívoro
Vivió hace -255.000.000 años
Descripción
Uralerpeton a diferencia de otros reptiliomorfos poseía un cuerpo alargado más similar a un temnospóndilo, su cuerpo estaba recubierto por los usuales osteodermos lo que le daba la apariencia de un cocodrilo, fue un depredador grande midiendo 3 metros y pesando 1 tonelada.
Paleoecología
Uralerpeton perteneció a la última rama evolutiva de los reptiliomorfos, de hábitos acuáticos muy diferente a sus ancestros completamente terrestres como Seymouria o Cacops. La razón de este cambio de hábitos se debe al incremento de reptiles terrestres a mediados del Pérmico y a la relativa escasees de temnospóndilos grandes lo suficientemente adaptables.
Seymouria
Uralerpeton fue un depredador de emboscada, muy similar a los cocodrilos actuales acechando en la orilla de lagos o ríos estacionales a sus presas, entre las que destacan los dicinodontos Lystrosaurus y Vivaxosaurus. En temporada seca sus lagos y ríos se secarían, ahí su condición de reptiliomorfo se haría vigente, cavando una madriguera en el lecho del cuerpo de agua para estivar.
Lystrosaurus
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